Empezaron a abrir hoteles de lujo de estilo contemporáneo, como el Palacio Gresham o el Corinthia, y los que ya existían decidieron ampliar su oferta gastronómica y de bebidas. El grupo Four Seasons, con sede en Toronto, tomó las riendas del Palacio Gresham y comprendió el valor de una coctelería de alta gama como parte integral de los servicios de hospitalidad dirigidos tanto a huéspedes del hotel como a otros clientes. Con un estilo discreto pero lujoso, el bar presentó bebidas emblemáticas con bases de licores de gama alta, un servicio especializado y aperitivos calientes. Flotando desde el Peacock Passage (Galería de los Pavorreales), llega el tintineo de un piano. Podría tratarse fácilmente del Bajo Manhattan o Park Lane, donde el personal del bar del Four Seasons mezcla bebidas con la misma imaginación y calidad.

Muy cerca, el Kempinski Hotel Corvinus, inaugurado en 1992, amplió sus servicios una década más tarde con la apertura del Blue Fox The Bar, que ofrece una selección de cócteles de temporada llenos de energía y versatilidad. La barra iluminada de azul y las mesas dispuestas alrededor de un elegante espacio con vistas a la plaza Erzsébet y al Budapest Eye, hacen que el BFTB siga siendo todo un referente. La serie Back to Nature lanzada en verano de 2019, no sólo destacó por las mezclas estelares de Attila Felhősi, sino también por los recipientes en los que se servían, como una caracola de bronce o un matraz de laboratorio con un remolino de vapor. La bergamota, por su parte, inspiraba el entusiasmo.

A medida que la locura de los bares-ruinas se apoderaba del distrito VII, en particular del pasaje Gozsdu Udvar, olvidado durante mucho tiempo, por la zona fueron abriendo otros locales más lujosos con una clientela de paso asegurada. El Bar Pharma es un oasis de intimidad que se atreve a experimentar. Su barra trasera ofrece un gran número de oportunidades. Actualmente, su carta cuenta con 32 variedades de ron de diversos orígenes que van desde el Caribe hasta Bahamas y Venezuela, pasando por Panamá y Haití.

Al otro extremo de la barra, el Black Swan Budapest, situado en Klauzál utca, encomendó las mezclas a András Ódor para poder centrarse en detalles más sutiles, como su decoración art dèco, su discreta iluminación y su inventiva gastronómica que complementan las bebidas emblemáticas del local, como el Trufa Negroni, enriquecido con trufa. El equipo del bar Black Swan también celebra eventos de cócteles, y ha inaugurado recientemente el Felix, un elegante restaurante en la antigua estación de bombeo del Castillo de Buda, diseñada por el famoso arquitecto Miklós Ybl, y que lleva el nombre de su hijo.

Antes de la aparición de estos locales, el Boutiq’Bar se mantuvo fiel a los cócteles artesanales durante la crisis económica y ahora presume de un equipo experimentado y una carta de bebidas fiable, probada (el Budapest Barbecue con ginebra, jarabe de arce y arándanos) e innovadora (Rye ‘n Goslings con whisky de centeno Woodford, ron negro Gosling y bitters de Darjeeling). Admitámoslo: cualquier bar que nombre a su selección de favoritos «Can’t Be Bothered» (No molesten) tiene que conocer bien a su clientela.

Abierta desde el mediodía, la coctelería del Société está lejos de ser un bar para hacer tiempo antes de entrar en su restaurante de primera categoría. Con una carta de más de 200 bebidas, los expertos en cócteles pueden mezclar el Cointreau Blood Orange con zanahoria, jengibre y vainilla para crear el Rabbit Hole, uno de los ocho cócteles emblemáticos que complementan su ya de por sí extensa gama. El GoodSpirit Whisky & Coctail Bar ofrece una de las selecciones más amplias de whisky, pero el barman también puede preparar cócteles increíbles. No hay que olvidar el Dirty Red Carpet, con una base de Schiszler pálinka/aguardiente. El auge de los brandis claros de frutas típicos de Hungría es otro factor a tener en cuenta para explicar la revolución de los bares en Budapest.

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