Haga el frío que haga, en invierno merece la pena abrigarse, salir del hotel y pasear por el centro de la ciudad. Especialmente por las tardes, cuando las principales calles de Budapest muestran todo el esplendor de las luces navideñas y tanto los locales como los visitantes rebosan alegría. Incluso moverse en transporte público puede ser una experiencia inolvidable, ya que en esas fechas muchos de los tranvías están decorados con luces azules y blancas que le harán sentirse arropado por el ambiente festivo. Puede pasear por una iluminada avenida Andrássy, bajo sus árboles llenos de luces, una escena llena de magia y, sin duda, un regalo para los ojos. Después, puede hacer una parada en la plaza Liszt Ferenc y picar algo o disfrutar del buen ambiente del mercado de Adviento.

También merecen una visita el resto de mercados, con su irresistible aroma a canela, castañas asadas y otras exquisiteces recién horneadas. Los puestos también atraen a los visitantes gracias a sus estructuras de madera y una amplia gama de productos húngaros de diversos colores, como cerámicas, mieles especiales, prendas de diseño exclusivo, bolsos, artículos de joyería, velas, juguetes hechos a mano y otro tipo de productos artesanales. Los puestos de comida venden productos recién asados u horneados, por lo que son una gran oportunidad para probar los bizcochos de chimenea, castañas asadas u otras especialidades húngaras que no le dejarán indiferente, por ejemplo, sopa de goulash o salchichas picantes.

El mercado navideño de la plaza Vörösmarty también ofrece conciertos, espectáculos de títeres y talleres para el disfrute de toda la familia, mientras que el situado junto a la basílica de San Esteban imparte lecciones de skate para niños y música en directo, además de una gran variedad de objetos artesanos. Encontrará otro mercado en el Várkert Bazaar, con velas de Adviento gigantes, talleres de artesanía y otras actividades divertidas; y no deje de visitar el mercado de la plaza Erzsébet (plaza Deák Ferenc), donde hay un precioso árbol de Navidad. Allí se encuentra también el Ojo de Budapest, una noria gigante dispuesta a hipnotizar a quienes se atrevan a montar y disfrutar de las espectaculares vistas sobre la ciudad encendida.

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