Gracias a sus rincones históricos, sus nuevas zonas recreativas y los numerosos secretos que esconde, la capital húngara tiene mucho para ver y hacer. Tanto, que deseará inmortalizarlo.
El Parlamento es el icono legítimo del país, ya que es uno de los más grandes que existen y, según los húngaros, sin duda el más bello del mundo. La plaza que lo rodea, restaurada recientemente, es parada obligatoria para hacerse un selfie con el edificio, los guardias o las estatuas de algunos máximos históricos.
Al igual que la asamblea nacional, el puente de las Cadenas (Széchenyi Lánchíd) es todo un emblema. Su construcción simboliza una época de grandeza que vivió Hungría, y los leones situados a ambos lados del puente son el telón de fondo perfecto para una buena foto de Budapest.
Si pasea por la orilla del Danubio, no dude en hacer una pequeña parada junto a la princesita (Kiskirálylány). La estatua, una niña con una corona de papel de periódico, está inspirada en la hija del artista. Se encuentra entre las favoritas de los visitantes, ya que está sentada junto a la vía del tranvía que transcurre al lado del río.
La Basílica de San Esteban (Szent István-bazilika) y su impresionante fachada atraen las miradas de todos los visitantes. En tu álbum de recuerdos no puede faltar un selfie con la Basílica.
El distrito del Castillo de Budapest está lleno de puntos de interés. El Bastión de los Pescadores (Halászbástya) y la iglesia de Matías (Mátyás-templom, aunque su nombre oficial es iglesia de Nuestra Señora del Castillo de Buda) son algunos ejemplos, pero si deambula por esta zona de Budapest, tan llena de historia, hará grandes descubrimientos que podrá compartir con sus amigos.
En Budapest es frecuente rendir homenaje a personajes históricos que han jugado algún papel importante, ya sea en la realidad o en la ficción. Por ello, se han situado estatuas en distintos puntos de la ciudad. Quienes visiten la ciudad pueden hacerse un selfie con el ex presidente de Estados Unidos Ronald Reaganen la plaza Szabadság; con Bud Spencer en el paseo Corvin; o con el inspector Colombo, personaje interpretado por Peter Falk, en la esquina de la calle Falk Miksa (conocida por sus pequeñas galerías de arte).
La plaza de los Héroes (Hősök tere) es muy impresionante, y no es de extrañar que siempre esté llena de turistas. Las dimensiones de la plaza en sí ya son asombrosas, y no se quedan atrás las estatuas y los museos situados a ambos lados, donde se pueden conocer las raíces del país.
Su lado cultural a orillas del Danubio refleja a la perfección la creatividad arquitectónica que define a Budapest. El Teatro Nacional y el Palacio de las Artes o Müpa combinan a la perfección el estilo tradicional y un toque moderno, por lo que invitan a inmortalizarlos.
Cuando se habla de Budapest, el Danubio es un elemento fundamental. El mejor lugar desde el que hacerse un selfie con el Danubio es sin duda el puente Margarita (Margit híd), desde donde podrá tener el castillo de fondo.
Pero el selfie definitivo debe ser con la ciudad entera de fondo. Para ello, dese un paseo hasta alguno de los miradores situados en las colinas que bordean la ciudad. La colina de János-hegy es una opción excelente.