André Kertész (Andor Kertész, 1894-1985) generalizó el uso de cámara portátil, desarrolló un lenguaje visual muy característico con sus fotos de las calles de París, algunas de ellas tomadas desde lo alto, donde incluía yuxtaposiciones, reflejos y sombras poco habituales. También se le conoce por los retratos de famosos, como Chagall, y fue una figura clave en el fotoperiodismo artístico.
Kertész convenció a Brassaï (Gyula Halász 1899-1984) para que se involucrara en el mundo de la fotografía cuando ambos coincidieron en París. En poco tiempo, Brassaï se volvió muy popular gracias a sus fotografías nocturnas de la capital francesa y fue el primer artista en capturar su esencia desde Toulouse-Lautrec. Entre sus retratos encontramos a Dalí, Picasso y Matisse. Contratado en más de una ocasión por el Harper’s Bazaar, Brassaï inauguró su propia exposición en el MOMA de Nueva York.
László Moholy-Nagy (Weisz László, 1895-1946) reconfiguró los medios artísticos a través de múltiples disciplinas. En la escuela Bauhaus de Alemania, experimentó con la luz, el espacio y la forma, tras lo cual se convirtió en el director de la escuela Nuevo Bauhaus de Chicago. Afirmaba que la fotografía sirve para crear una nueva forma de ver el mundo, y se le asocia también con los fotogramas.
Martin Munkácsi (Munkácsi Márton, 1896-1963) revolucionó la fotografía de moda cuando sacó a sus modelos del estudio en busca de entornos naturales. Las primeras fotografías de moda con personas en movimiento fueron suyas. Munkácsi se volvió muy popular en Estados Unidos; retrató de una manera innovadora a Katharine Hepburn, Marlene Dietrich y Louis Armstrong. Su imagen Tres niños en el lago Tanganika inspiró a Henri Cartier-Bresson y lo animó a utilizar su famosa Leica.
“Si tus fotografías no son lo bastante buenas, es que no estás lo bastante cerca”, afirmó Robert Capa (Endre Ernő Friedmann, 1913-1954), pionero de la fotografía de guerra y cofundador de la agencia Magnum. A lo largo de su corta pero legendaria vida, Capa cubrió cinco guerras de primera mano, con lo que se convirtió en el mejor fotógrafo de guerra de la historia. Se situaba siempre cerca, con el fin de capturar la historia tal cual era; en su fotografía Muerte de un revolucionario, capturó el momento exacto de la muerte.
Existen otros fotógrafos húngaros famosos, como Lucien Hervé (Elkán László), conocido por su fotografía arquitectónica con enfoque humanista, y Ata Kandó (Görög Etelka), que inmortalizó a los refugiados durante la revolución húngara de 1956. Además, algunos reportajes fotográficos de Sylvia Plachy, madre del actor Adrian Brody, ganador del Oscar, aparecieron en el The New Yorker y otras publicaciones destacadas.
Aquellos que viajen a Budapest en busca de desafíos fotográficos deberían dirigirse a la calle Nagymező, donde pueden visitar la casa de Mai Manó; allí se encuentran el estudio fundado por el fotógrafo de los Habsburgo Mai Manó, y el Centro Capa, inspirado en el trabajo del fotógrafo que le da nombre.